Epílogo
Todavía Estamos Aquí
con Ruby Estrella Bonilla, Yazmin Montes Lopez, Jennifer Magaly Portillo Rivera y Lumari Sosa Garzón
traducción de Magaly Ayala Rivera, Lumari Sosa Garzón y Yazmin Montes Lopez
Después de trabajar juntas en este proyecto durante casi una década, cerramos este libro con un experimento de composición colectiva. Este experimento implica un enfoque de la autoría que nos permite identificarnos con orgullo y al mismo tiempo mitiga los riesgos duraderos de divulgación (la revelación de información) que se describen a lo largo de este libro. Nuestro desafío ha sido encontrar una forma de escribir que nos permita revelar quiénes somos sin obligar a ninguna de nosotras a revelar nuestro estatus migratorio (o el de nuestra familia). Después de muchas conversaciones entre nosotras y con nuestras familias sobre el hecho (conveniencia) de usar nuestros propios nombres o continuar con seudónimos (apodos), optamos por una estrategia que podría equilibrar nuestro deseo de ser visibles con nuestra necesidad de proteger a las más vulnerables entre nosotras. Enlistamos nuestros nombres reales en la tabla de contenido en reconocimiento a nuestra coautoría y también cambiamos entre los pronombres “yo,” “ella”, y “nosotras” para anonimizar las imágenes o palabras de cualquier individuo. Para movernos libremente entre hablantes—evitando atribuir experiencias (y, por tanto, estatus migratorio) a cualquiera de nosotras—a veces alteramos la concordancia sujeto-verbo de nuestras oraciones a lo largo de la prosa. El resultado es un texto compuesto coral en el que todas somos visibles como escritoras y también protegidas de la publicación de nuestro estatus migratorio.
Esperamos que esto modele un tipo de expresión más allá de las políticas de “no preguntes, no digas” que siguieron a Plyler y que han buscado defender nuestros derechos a la escolarización haciéndonos invisibles. Aquí nos inspiramos, en parte, por la solidaridad entre estudiantes documentadas e indocumentadas en el panel de los Dreamers descrito anteriormente en el libro—una solidaridad que reconoce las diferencias mientras construye compromisos compartidos. Al encontrar formas creativas de escribir juntas, podemos responder al “mito de la ignorancia” y al mismo tiempo seguimos trabajando para protegernos unas a otras. Este epílogo amplía nuestra comprensión colectiva de las formas en que el estatus migratorio ha dado forma a nuestras vidas desde la niñez hasta los principios de la edad adulta, y también demuestra que nuestro compromiso con este proyecto y entre nosotras ha sido igualmente duradero.
Presentamos extractos de cuatro “mapas de vida” que transmiten recuerdos de nuestro pasado y visiones de nuestro futuro. Podemos llamar a eso una especie de “prolepsis pictórica” que subraya el uso de métodos visuales para representar un momento en el tiempo cargado de preocupaciones sobre el futuro. Los mapas de vida son a la vez un enfoque y un artefacto: un método utilizado por los investigadores para obtener las narrativas de los niños inmigrantes a través del dibujo. Trabajamos para crear nuestros mapas de vida sobre dos puntos de este proyecto. En el 2014, cuando teníamos diez y once años en quinto grado, Ariana nos pidió que ilustráramos nuestras experiencias de venir a los EE. UU., eventos importantes que tuvieron lugar antes y después de la migración y nuestras metas para el futuro. Recientemente, en el 2022, revisamos estos documentos juntas y agregamos individualmente nuevas imágenes y texto a nuestros dibujos originales para actualizar nuestros mapas de vida mientras imaginábamos nuestras metas futuras ahora que tenemos diez y nueve y veinte años. También leímos y discutimos el trabajo de Marjorie Faulstich Orellana e Inmaculada García-Sánchez que utilizan este enfoque con niños-as inmigrantes. Escribimos este Epílogo analizando nuestros propios mapas de vida utilizando oraciones iniciadas adaptadas de la literatura académica que completamos en Google Docs. Ariana hizo un colaje de imágenes de nuestros dibujos de mapas de vida originales y actualizados, también de nuestros análisis escritos, en un borrador que luego revisamos y editamos como grupo.
Pensamos que los mapas de vida nos ayudan a contar nuestras historias al involucrar a los lectores en la creación de significado más allá de lo que se dice en voz alta. En este libro sobre el habla, donde las transcripciones representadas en los capítulos anteriores contienen tanta información sobre nosotras—basada en lo que hemos dicho y en lo que hemos decidido no decir—nuestros mapas de vida ofrecen una forma diferente de comprender las únicas y variadas situaciones en las que nos hemos encontrado desde edades tan tempranas. Los mapas de vida que compartimos aquí hacen visibles las conexiones entre inmigración y educación en diferentes lugares y en el tiempo; se refieren a ubicaciones geográficas que abarcan fronteras nacionales y programas educativos en los que hemos participado durante la última década. Siguiendo con los temas de este libro, muestran cuánto sabíamos sobre la importancia de tener o no papeles desde muy pequeñas.
El término de mapas de vida es, por supuesto, metafórico; nos invita a pensar en momentos importantes de nuestra vida como destinos a lo largo de una ruta. Los caminos que hemos trazado representan transiciones importantes en nuestras vidas y se abren a futuros que aún están por venir. Para algunas de nosotras, regresar a nuestros mapas de vida fue mirar dentro de una niebla. Fue difícil nombrar claramente las emociones que estábamos sintiendo en ese momento. Para otras, revisar nuestros mapas de vida y agregarles nuevas leyendas y dibujos fue como entrar en una máquina del tiempo o como ver estrellas en el cielo nocturno, creando una conexión con—un flashback o un reflejo de—lo que estábamos pensando y sintiendo cuando los dibujamos por primera vez. Algunas integrantes de nuestro grupo que participaron en el estudio original han tomado caminos que conducen a una mayor distancia entre nosotras. Las cinco que quedamos hemos elegido permanecer conectadas—evitando tomar la rampa de salida—y continuar la investigación continua en la que se ha convertido este proyecto.
Nuestros mapas de vida muestran cómo a edades tempranas todas, a nuestra manera, estábamos dando sentido a la migración y planteando preguntas sobre la responsabilidad, el sacrificio, la pertenencia y la importancia de tener papeles. Figura 7 es un mapa de vida que narra una historia intergeneracional que comienza con una madre que abandona su hogar en El Salvador en un barco y continúa con su hija nacida en Estados Unidos que crece en Brooklyn.
Figura 7. Mapa de vida original, dibujado a los diez años. Madre embarazada cruzando la frontera.
De izquierda a derecha, este mapa de vida comienza desde la perspectiva de una madre que se mudó a los Estados Unidos y luego dio a luz a una de nosotras en la ciudad de Nueva York. Podemos ver que ella emprende este viaje como una mujer embarazada que espera dar a luz, una madre en movimiento (la señora en el barco que luego cruza el desierto). Este dibujo representa una historia de sacrificio de los padres junto con el sentido de responsabilidad de una niña por el bienestar de su familia. A medida que el camino continúa, la niña pequeña con dos colas de caballo nacida en Estados Unidos se vuelve más alta y mayor. Y mientras el enfoque del dibujo se centra en los padres, este libro ha mostrado cómo las experiencias de la madre también afectan a la hija. Mirando hacia atrás, sé que las preocupaciones de mi infancia tal vez no se consideren temas normales o apropiados para una niña—cruzar la frontera, ICE, perder a tus padres—pero estaban muy presentes para todas las que teníamos padres indocumentados.
Para aquellas de nosotras que cruzamos la frontera, esos recuerdos siempre han sido muy vividos y han dado forma a nuestras vidas desde entonces. Nuestros primeros mapas de vida muestran que esta experiencia eclipsó otros recuerdos e incluso afectó nuestra imaginación sobre el futuro. En Figura 8, una de nosotras deja una marca de tiempo del cruce de la frontera al anotar cuántos años tenía cuando experimenté ese momento definido que ha dado forma a mis interacciones con la gente desde entonces.
Figura 8. Mapa de vida original, dibujado a los once años.
Descripción de la Figura
Figuras de palitos sin cara sostienen carteles dibujadas en tres intervalos a lo largo de una carretera vacía. Hay dos cactus y líneas onduladas para indicar el calor. El texto del primer letrero dice: “Tengo 2 años y me caí y me di duro en mi nariz!” El segundo letrero lee, “5 o 6 años Todo CAMBIO. Cruzo la frontera y no solo 1 sino más!!!” Encima de los cactus, en letras mayúsculas, están las palabras “MUY CALIENTE.”
Este dibujo se enfocó en el cruce de fronteras—no solo una, sino varias, que tuve que atravesar en un largo viaje desde Centroamérica a Estados Unidos. El camino continúa más allá de la frontera sin ningún detalle adicional, y me pregunto si estos cruces fueron tan formativos que fue difícil imaginar un yo del futuro en ese momento.
A pesar de los traumas que sufrimos al venir a los Estados Unidos, nunca nos sentimos completamente aceptadas aquí, además de las preguntas sobre nuestro lugar de nacimiento que surgen en las conversaciones cotidianas con la gente. Aunque me esfuerzo por ocultar mi experiencia de inmigración con la mayoría de las personas, a menudo nos preguntan de dónde somos cuando decimos nuestros nombres en español. Es común que las personas expresen sorpresa cuando nos escuchan hablar el inglés con fluidez. Una vez, cuando empezaba a conocer a alguien, me pidió explicarle de dónde yo era. Refiriéndose a mi forma de hablar, él dijo—Oh. ¿No naciste aquí? Cuando respondí que no, él dijo—Oh, pero tu inglés es muy bueno.
Cuando esto sucede, cuando la gente nos pide que digamos de dónde somos según como hablamos, en realidad nos están diciendo que hablar español es ser de otro lugar, no pertenecer aquí. Esto es difícil de escuchar para todas nosotras, aunque este tipo de alteridad nos impacta de manera diferente si somos ciudadanas estadounidenses nacidas aquí o si somos nacidas en América Latina y tenemos ciudadanía de nuestros países de origen.
A pesar de que fue difícil para algunas de nosotras abandonar nuestros países, sentimos que tenemos más posibilidades al venir aquí, aunque ha sido difícil enfrentar esos momentos en que no podemos acceder a oportunidades debido a nuestro estatus de inmigración. En la ilustración que sigue (Figura 9), represento la tristeza: ser llevada al aeropuerto para abandonar mi casa en México, donde era feliz. Esa sensación de pérdida es parte de la migración, y estos sacrificios están justificados por la idea de dejar nuestros países e ir a los Estados Unidos para perseguir nuevas oportunidades. Cuando era más joven, dibujé la ciudad de Nueva York como un lugar con cosas muy bonitas. Esta fue mi manera de darle sentido a la idea de abandonar mi país por la promesa de una vida mejor.
Figura 9. Mapa de vida original, dibujado a los diez años.
Descripción de la Figura
En la página se dibujan dos caminos paralelos. En el primer camino, un carro pasa por el lado de unos edificios y aterriza un avión . La segunda vía es más pequeña y no tiene vehículos. Al fondo, detrás de las carreteras, hay carteles que dicen “Mexico feliz [. . .] Yendose de mi pais triste [. . .] Estados Unidos bonito cosas nuevas [. . .] Yo [. . .] buena carrera Futuro.”
La promesa de obtener esas cosas bonitas siempre ha estado atada al esfuerzo y el trabajo duro que sabía que tendría que hacer para alcanzar mis objetivos, incluso cuando el futuro seguía siendo incierto. En mi dibujo “buena carrera” y “futuro” se representan en un camino diferente a mi historia de migración, no se ilustra el tipo de transporte, y no está claro cómo llegaría allí. A los diez años, solo sabíamos que queríamos un buen futuro para nosotras, el yo-mayor.
Con el tiempo, hemos tenido que trabajar para vivir con la contradicción de que se nos dice que seamos buenas estudiantes, mientras que todavía se nos niegan ciertas oportunidades. Actualizar mi mapa de vida me recordó que he perdido oportunidades para participar en eventos escolares porque no tenía un pasaporte estadounidense, y que siempre he tomado decisiones calculadas sobre cómo enfrentarme a mi realidad sin revelar mi estado migratorio (Figura 10). Sigue siendo difícil ocultar partes importantes de nuestras vidas con lxs personxs que consideramos amigxs.
Figura 10. Trozo de un mapa de vida recién hecho, dibujado a los diecinueve años.
Descripción de la Figura
Una línea de puntos conecta el dibujo de una escuela con un avión despegando. El icono de gota invertida utilizado como pin en Google Maps indica dos destinos. El texto al lado del dibujo dice: “Septiembre de 2014 escuela intermedia. • ¿Viaje a España?—No pude ir por mi estatus—les mentí a mis amigos diciéndoles que mis padres no me dejaron.”
A lo largo de toda una vida en nuestras comunidades de estatus mixto, hemos aprendido a afirmar con orgullo quiénes somos mientras siempre pensamos en los riesgos involucrados cuando nos preguntan de dónde somos.
Todas nuestras historias transmiten la importancia del viaje como símbolo de la posibilidad. Para aquellas de nosotras que vivimos sin documentos, viajar en coche ha sido la única manera de visitar a la familia y lugares en otros estados de todo el país. Nuestros mapas de vida muestran nuestra preocupación por los medios de transporte, comenzando con las migraciones a los Estados Unidos, cuando éramos demasiado jóvenes para elegir, continuando con viajes a nuevos destinos que para nosotros simbolizan la independencia. Estos dibujos representan no sólo lugares, sino también emociones que sentimos a los diez y once años de edad cuando pensábamos de dónde veníamos y tratábamos de imaginar a dónde podríamos ir después. En la Figura 11, una de nosotras viaja en coche desde su lugar de nacimiento en México a una nueva casa en Brooklyn. En lugar de verlo como una limitación, he llegado a apreciar los viajes en coche porque profundiza mi sentido de conexión con cada lugar, especialmente en ese momento de abandonar un pueblo en México por una ciudad como Nueva York.
Figura 11. Mapa de vida original, dibujado a los diez años.
Descripción de la Figura
Un carro navega por una carretera vacía. Cinco letreros que parecen carteleras publicitarias están dibujadas al lado de la carretera. Cada signo se refiere a diferentes países y estados. “Vinir de Mexico a los Estados Unidos, Mover me a New Jersey por dos años, Ir a Chicago de visita, Visitar a Pensylvania and Delaware, Regresar a Brooklyn.”
Figura 12. Mapa de vida original, dibujado a los diez años.
Descripción de la Figura
Un camino vacío dibujado en la página divide dos escenas. Arriba hay una luna, un paisaje urbano y un sol sobre casas; debajo hay arcos invertidos. El texto a la izquierda dice “ciudad,” a la derecha “pueblo” y debajo y al revés, “limbo.”
El mapa de vida en la Figura 12 representa lo mucho que estábamos intentando y lo que todavía estamos tratando de averiguar. Los arcos en el panel izquierdo incluyen la palabra “limbo,” que representa la cantidad de vida en que nos sentimos inseguras. Sabía que después de la escuela primaria seguía la escuela intermedia y después de la escuela intermedia estaba en la escuela secundaria. Pero ahora que estoy en la universidad, no sé qué es lo sigue. No hay un camino definido para mí y tengo preguntas. ¿Qué puedo hacer y qué no puedo hacer como estudiante sin documentos? Quiero hacer una carrera en medicina, pero no estoy segura de ciertas cosas—¿necesito encontrar una institución privada que me acepte? ¿Será suficiente mi número ITIN o necesitaré un número de seguridad social?
A medida que crecí, moverme siguió siendo muy importante para mí. Cuando revisamos nuestros mapas de vida recientemente, elegí agregar nuevos lugares que antes parecían lejanos (como la escuela secundaria en Manhattan) antes de que pudiera imaginar viajar a más de unas pocas cuadras de casa (Figura 13).
Figura 13. Un mapa de vida recién hecho, dibujado a los veinte años.
Descripción de la Figura
El carro de la Figura 12 viaja por el mismo camino. Las burbujas de palabras debajo del camino conducen a dos caminos más pequeños que están etiquetados. Leen: “El tema es el lugar. Cruzar el puente todos los días para ir a la escuela secundaria. Salir de mi barrio para ir a la escuela. Tomé clases de arte y fuí aceptada en el programa de becarios Parsons. Fuí aceptada en: Macaulay, Dream.US Me gradué: Escuela secundaria, Parsons Scholars, YLC. Graduarme de la universidad. Ingresar a un programa de fisioterapia.”
También mencioné los programas y lugares a los que pudimos aplicar como ciudadanas no estadounidenses; los incluí con orgullo como destinos en el mapa para mostrar que fui aceptada. Cuando apliqué a la universidad, comencé a ver que yo era más que solo mis buenas calificaciones. También soy quien soy por los programas en los que he participado y por las personas con las que me he conectado.
A pesar del periodo difícil durante la epidemia—y todas las decepciones que experimentamos al perder etapas importantes de la escuela secundaria como nuestras graduaciones y los bailes de graduación—todas fuimos aceptadas en nuestras universidades. Una de nosotras tomó la decisión de dejar la universidad y trabajar en una organización comunitaria, tres de nosotras estamos en nuestro segundo año de universidad. Las tres nos sentimos orgullosas de nuestros logros al ser las primeras de nuestras familias en asistir a la universidad. Para dos de nosotras poder inscribirnos a la universidad siendo indocumentadas nos ha abierto un camino a nuevos sueños, como graduarnos, asegurar un empleo, y hasta obtener una licencia.
Figura 14. Trozo de un mapa de vida recién hecho, dibujado a los veinte años.
Descripción de la Figura
Tres eventos en una línea de tiempo están conectados por una línea de puntos y una flecha que apunta hacia la derecha. Bajo el primer título, “2020 YLC + Parsons,” hay un punto que dice: “Me ayudó con mi proceso universitario.” Se dibuja una computadora portátil abierta debajo del siguiente título “Bloqueo,” que está asociado con dos puntos adicionales: “Escuela en línea” y “No tuve la experiencia en la escuela secundaria que quería.” El último título dice “OTOÑO 2020” y está asociado con cuatro puntos: “Apliqué a la universidad,” “Primera generación,” “primera en la familia,” y “Gran paso.”
Figura 15. Trozo de un mapa de vida recién hecho, dibujado a los veinte años.
Descripción de la Figura
Vista detallada de una nube de pensamiento. Debajo de un título que dice “Futuro 2024-2026” hay tres puntos: “Me gradué de la universidad,” “Trabajo seguro” y “Conducir [más] carro.”
Para algunas de nosotras, conducir un automóvil es un objetivo importante en la vida; a partir de 2019, es un privilegio por el que todas podemos luchar sin importar nuestro estatus migratorio. Esto representa un paso hacia conseguir una membresía plena en la sociedad que anteriormente se les había negado a personas sin números de seguridad social estadounidenses.
Nos resulta difícil desentrañar las diferentes formas de documentos que siguen siendo importantes para nosotras hoy en día. Mi mapa de vida actualizado y mi nuevo conjunto de objetivos incluyen obtener mi licencia de conducir y también aplicar para la ciudadanía. Aunque obtuve cierta sensación de estabilidad después de obtener mi estatus de residente permanente legal en la escuela primaria, obtener la ciudadanía estadounidense sigue siendo una meta importante en mi vida. Cuando era más joven, conocía mi estatus migratorio y los pasos necesarios para obtener los diferentes tipos de papeles, pero en aquel entonces, mi mamá tomaba decisiones sobre la educación y el papeleo. Desde que entré a la secundaria, he estado en condiciones de establecer mis propios objetivos y cronograma (línea de tiempo), y los tipos de documentos que tengo en mente ahora incluyen mi licencia, mi ciudadanía y mi diploma (Figura 16).
Figura 16. Trozo de un mapa de vida recién hecho, dibujado a los veintiún años.
Descripción de la Figura
Un detalle de una línea de tiempo dibujada centrada en dos eventos de la vida: el año 2025 está enmarcado junto a las palabras “¡Graduarme de la universidad!” Encima hay una marca para “Ciudadanía” con la palabra “fecha” seguida por un signo de interrogación en un cuadro. Cerca de la parte inferior está la exclamación, “¡Lo hicimos!”
Y para quienes nacimos aquí, seguimos siendo testigos de cómo nuestros padres, hermanxs y amigxs continúan persiguiendo este objetivo permanente y difícil de alcanzar de convertirse en ciudadanos estadounidenses.
A medida que agregamos nuevos destinos a nuestros mapas de vida, quedó clara la importancia constante de la migración y los documentos en nuestras vidas. Nuestra comprensión de quienes somos está representada en estos mapas de vida y nos da una sensación de equilibrio a medida que continuamos nuestros viajes hacia el futuro. Nuestro trabajo conjunto durante muchos años ha tenido como objetivo explícito ayudar a educadores e investigadores a comprender cuánto sabemos; y, en el proceso, también hemos llegado a ver la importancia de lo que hemos experimentado. Entendemos que nuestras experiencias al crecer en familias de estatus mixto se vinculan con las experiencias de muchos otros niñxs en este país. Sabemos lo conscientes que hemos sido del estatus migratorio todos estos años y también vemos cuánto hemos logrado, no a pesar de, sino por nuestro sentido de responsabilidad hacia nuestros seres queridos. Nuestra colaboración—que continuará más allá de los límites de este libro—nos llena de una sensación de posibilidad. Ver nuestros mapas de vida ahora nos motiva a conectarnos nuevamente con esas niñas que quieren una buena carrera. Este proceso nos ha animado a seguir adelante con nuestras metas. Todavía estamos aquí y todavía vamos fuertes.